Este domingo, si el tiempo lo permite, parte del equipo OHL Corporate se presentará a la cañera carrera de San Cipriano.
40 kilómetros, con un desnivel de 1.500 metros y alguna zona técnica.
La parte que se presenta soy yo mismo, así que me llevaré de compañero a Samuel, el "molinillo de Boo", conocido por su gran cadencia de pedaleo - de ahí su alias - y por su capacidad de averiar en el monte cualquier pieza que compone una bicicleta, aunque no tenga tornillos ni gire. Son legendarias ya sus roturas de cadena. Algunas no tienen explicación dentro de la física convencional, sobre todo si tenemos en cuenta que pesa 60 kilos en mojao.
Bien, dependiendo de cómo estemos a estas alturas del año, así llegaremos. Eso, suponiendo que la mecánica nos respete.
De todas formas, la estrategia va a ser bien simple: intentar salir bien adelante y a fuego desde la misma salida. No sé si llevar el pulsómetro o llevar extintores.
Nos van a tener que parar en la meta como a los cazabombarderos cuando aterrizan en los portaviones, con una cuerda y un gancho de la que pasamos.
Ya veremos.
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