Con lo féliz que me las prometía de Rodriguez.
Salida temprano y como el almirante de la Invencible, había salido a una guerra, pero no con los elementos. En los primeros kilometros, hubiera necesitado todo el HTC de Cavendish para poder andar. Pa´volar!.
Una pistita, fácil de las que me gustán a mi, zahorrita, alguna piedruca, algo de barro, muchas hojas, socavones, ¿como he podido llegar al Niagara?. Mezcla de rocas calizas, con barro. ¡Esto no hay quién lo suba!. Al duathlon, empujar bici. Pués como no haya salida al otro lado, esto si que no lo baja nadie. Tras cincuenta intentos de montarme en la bici y dos caidas, me rindo. Empujar. Para mas Inri, empieza a nevar, ya solo falta que me den..
Llego arriba, ¿como pueden estar estos dos a estas horas de medio día, con este frío haciendo eso?
¿Qué pensarán ellos de mi?
Me largo rápido sin ponerme el impermeable, a ver si pasa lo que decía antes.
¡Que bajada!
Lo que disfrutarían mis compañeros si estuvieran aquí. Además de haber disfrutado de la bajada, podían habersela comentado, mientras me esperaba. ¡Viva la OLP!. Asfalto.
Vamos con el Marabio. A cadencia y en mi zona. A mi estilo. Que feo se está poniendo esto. Corono y empieza de nuevo a nevar, no ahora es granizo. ¡La madre que lo parió!. Para el granizo y pasa a lluvía. ¡Me quedán 35 km a casa!
Con el calor que vamos a pasar y lo criaditos que tengo los sabañones yo.
¡Por Dios piedad para el próximo fin de semana!
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